
Hay ciertas enfermedades infecciosas que pueden atacar a nuestros cachorros aunque los mantengamos en condiciones óptimas. La prevención es la única opción, por ello es necesario llevar a cabo un programa de vacunación adecuado.
Entre las enfermedades más comunes en nuestros cachorros nos encontramos con parvovirosis, moquillo, hepatitis vírica, enfermedades del tracto respiratorio como la parainfluenza, coronavirus, y leptospirosis.
En este artículo nos basaremos en la parvovirosis canina, una infección que actualmente afecta a nuestros cachorros. Trataremos su sintomatología, diagnóstico, prevención y tratamiento.
Durante las primeras semanas de vida los cachorros están protegidos por los altos niveles de anticuerpos maternales, a medida que disminuyen estos niveles de anticuerpos, hay un periodo que dura dos a cuatro semanas durante el cual los cachorros son propensos a la infección, debido a que las vacunaciones no han llegado a hacer efecto completamente. Es importante aislar a los cachorros de corta edad tanto como sea posible de otros perros y de focos potenciales de infección hasta que completen la serie de vacunaciones.
¿Qué es la parvovirosis canina?
La parvovirosis canina es una enfermedad de los perros aguda y muy contagiosa. El virus tiene especial afinidad por las células de recubren el tracto gastrointestinal. Se transmite por contacto oral con heces infectadas ya que el virus se libera en grandes cantidades en las heces de perros afectados hasta después de varias semanas tras la infección.
El virus puede diseminarse en el pelo o las patitas del perro, así como en cualquier objeto o persona con la que haya estado en contacto la infección.
Puede afectar a perros de cualquier edad, aunque suele ser en cachorros de 6 a 20 semanas de edad.
Se desconoce el por qué, pero los Doberman Pincher y los Rottweiller son las razas que adquieren la enfermedad con mayor facilidad y sufren los síntomas más graves.
¿A que afecta y cuáles son sus síntomas?
Después de un periodo de incubación que dura de media cuatro o cinco días, la fase aguda de la enfermedad comienza con depresión, falta de apetito, dolor abdominal vómitos y diarrea hemorrágica. Normalmente suelen presentar fiebre alta. Hay que tener en cuenta que estos procesos pueden provocar una deshidratación que se desarrolla con gran rapidez en los cachorros afectados.
A veces se ve implicada a musculatura cardiaca en cachorros de menos de 8 semanas de edad, con presentación sobreaguda y muerte repentina. En este caso, normalmente todos los cachorros de la misma camada se ven afectados.
¿Cómo prevenirla?
Se debe vacunar a las perras de cría como máximo cuatro semanas antes del parto, para aumentar los niveles de anticuerpos y proporcionar mayor protección a los cachorros.
Las vacunaciones de los cachorros a partir de las 6 semanas de vida previenen la mayoría de los casos de infección por parvovirus, pero no todos. Repeticiones en la semana 8 y 10 (varía según el protocolo vacunal usado), después vacunaciones anuales.
Para una desinfección correcta de las zonas donde hay animales infectados, es necesario el uso de lejía (hipoclorito sódico), ya que solo es sensible a este tipo de desinfectante. Hay que tener en cuenta que el virus puede estar presente en el lugar hasta por meses.
El cachorro que se recupera de la infección es posiblemente inmune a la infección durante toda su vida.
¿Cuál es su diagnóstico?
Con frecuencia el inicio súbito de diarrea sanguinolenta y maloliente en perros jóvenes se considera indicativo de la enfermedad, aunque es necesario confirmarlo y realizar un buen diagnóstico diferencial.
El modo más eficaz de diagnosticar la infección es identificando en las heces el virus o los antígenos del virus. Se dispone en las clínicas de un test rápido que permite un rápido diagnóstico de la enfermedad.
¿Qué tratamiento deben de seguir los animales con esta infección?
Requiere de una atención veterinaria intensiva. El tratamiento se basa en corregir la deshidratación y los equilibrios de los electrolitos, medicación para controlar los vómitos y las diarreas, y una serie de antibióticos para prevenir infecciones secundarias.
El resultado del tratamiento depende de la virulencia de la cepa concreta del virus, de la edad, del estatus inmunológico del perro y de la rapidez con la que se inicie el tratamiento.
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