¿QUÉ ES LA LEISHMANIA?
La Leishmania es una enfermedad causada por un protozoo y transmitida a través de una especie de mosquito llamado Flebotomo, que afectan a numerosas especies de mamíferos, entre ellos perros y humanos.
Puede haber dos tipos de presentaciones, cutánea y visceral, siendo esta última la más grave. Es una enfermedad que puede llegar a ser mortal.
FACTORES PREDISPONENTES
En España la enfermedad se extiende casi por toda la península Ibérica, con prevalencia por las provincias del centro y sur. Esta distribución podría estar influenciada por numerosos factores ecológicos como el clima o la topografía que determinan la presencia del transmisor de la enfermedad.
Aunque se considera el perro como principal reservorio, diversos trabajos han puesto de manifiesto que en España existen otros mamíferos susceptibles a ser infectados por el parásito, como carnívoros salvajes o équidos.
Factores como la raza (labrador, bóxer y pastor alemán), el sexo (machos) y la edad (media de 5 años) parecen ser factores que influyen en la presencia de la enfermedad.
¿CUÁLES SON SUS SIGNOS CLÍNICOS?
Los signos clínicos de la leishmaniosis canina son varios y diferentes, y puede que no se presenten todos o incluso que no se presente ninguno si la enfermedad está en estado latente. Por este hecho es necesario incluirla en la mayoría de los diagnósticos llevados a cabo en la clínica.
Debido a que los signos de esta enfermedad pueden ser muy variados, una buena anamnesis durante la consulta y exploración física es importante para relacionar la infección con la clínica del perro.
Las diferentes presentaciones que pueden darse de la enfermedad dependen de la especie de Leishmania que afecte al animal, y la respuesta inmune de éste frente a la infección.
El primer signo clínico que suele aparecer es la pérdida de pelo, sobre todo alrededor de los ojos, y en las puntas de las orejas; presencia de heridas con dificultad para cicatrizar, en la zona de la cabeza y en las extremidades normalmente. También es característico el crecimiento excesivo de las uñas, y de la trufa y almohadillas agrietadas. Aproximadamente el 80% de los perros enfermos presentan signos clínicos cutáneos.
Según progresa la enfermedad, el animal empieza a perder peso aunque no suelen perder el apetito al principio; pueden presentar atrofia muscular, cojeras y en algunas ocasiones fiebre. También puede cambiar su carácter presentando apatía, tristeza o debilidad.
En casos más graves se abre un amplio abanico que incluyen signos oculares y renales, esplenomegalia, hepatomegalia o hepatitis crónicas, dolor, alteraciones digestivas (diarrea y vómitos), sangrado nasal, ictericia, síncopes y otros que aparecen de forma variable.
Las manifestaciones oculares se describen con frecuencia y generalmente ocurren de forma simultánea con otros signos sistémicos, rara vez es la única anomalía identificada. La blefaritis, queratoconjuntivitis y la uveítis están descritos como los signos oculares más frecuentes.
En raras ocasiones se produce una invasión del parásito en Sistema Nervioso y meninges, dando lugar a signos neurológicos.
COMO CONCLUSIÓN:
Si su mascota presenta alguno de estos síntomas:
- Alopecia sobre todo alrededor de los ojos y en las orejas. Pelo quebradizo.
- Heridas que no cicatrizan bien, o nódulos intradérmicos.
- Grietas en la zona de la nariz y en las almohadillas.
- Uñas anormalmente largas o frágiles.
- Pérdida de peso severa.
- Pérdida del apetito (anorexia).
- Diarrea.
- Vómitos.
- Sangrado por la nariz.
- Intolerancia al ejercicio.
- Aumento de los ganglios linfáticos.
- Signos de insuficiencia renal con exceso de orina, sed excesiva o vómitos.
- Dolor en las articulaciones y músculos.
- Fiebre.
- Signos oculares.
Es importante que acuda a su veterinario con el fin de descartar esta enfermedad.
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